Amigos,
Saludos desde el centro de Colombia donde estamos disfrutando otro curso CLAVE (Curso de lingüística aplicada para comunidades vernáculas). Tenemos unos 28 estudiantes que hablan 14 idiomas de Colombia y Venezuela.
Últimamente hemos estado hablando de una palabra no reconocida por el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Sin embargo, existe la palabra─y más importante existe el concepto─en la literatura sobre la educación bilingüe y los artículos que tienen que ver con la lectura crítica y profunda.
Me parece muy útil distinguir entre los conceptos alfabetización y literacidad. En términos básicos podemos considerar que la alfabetización es la habilidad de leer por parte de uno que reconoce los símbolos del alfabeto. Mientras tanto, la literacidad contempla el escoger leer. Así que literacidad va mucho más allá de la simple alfabetización. La persona alfabetizada sabe leer. La persona dedicada a la literacidad de hecho tiene que leer.
Tuve la oportunidad hace tres años de participar en una conferencia en la Universidad de Nuevo México en los EE.UU. Hubo dos hombres allí de “cierta edad” quienes eran los últimos hablantes de su idioma. No quisieron ni escribir su lengua para la posteridad ni grabarla. Así que, cuando ellos mueren sus idiomas no van a existir. Serán extintos. Los nietos que quizá querrán aprender la lengua de sus abuelos no va a poder hacerlo por la insistencia de esos hombres de que escribir o grabar su lengua la mataría y el idioma tan especial perdería su vitalidad, su libertad y su potencial. Estos hablantes no estaban en contra a la literacidad, pues eran profesores en programas lingüísticos de prestigio. Sin embargo, ellos optaron una literacidad en L2─el inglés─no en su L1. Puede ser que estos hombres sienten que su L1 no puede competir con el inglés en cuanto a dominios de uso, la educación, los medios de comunicación, y toda la influencia inexorable de la globalización. De todos modos, estos dos idiomas están a pocos años de extinguirse.
Afortunadamente, esta no es una actitud tan común al sur del Río Grande y aún entre los Estados Unidos hay ciertos grupos quienes están orgullosos de escribir y leer su idioma, entre los cuales son los navajo y los cherokee.
Si anhelamos un grado de literacidad en una L1 minoritaria, ha de existir la clase y volumen de materiales que puede motivar tal literacidad y puede suplir los títulos necesarios para poder abrir un espacio donde los mismos hablantes y lectores de L1 pueden compartir ideas, retos, esperanzas y hasta estrategias. Si los únicos materiales que existen en un idioma son una cartilla y un abecedario, se supone que el nivel de discusión en L1 y acerca de L1 va a sufrir bastante, como en los casos mencionados.
En CLAVE hemos sugerido buscar nuevos dominios o nuevas oportunidades donde la L1 puede ejercer ─ dominios como la feria del pueblo, un círculo lingüístico donde pueda haber presentaciones técnicas sobre la gramática de la L1, sobre sus sonidos y sus relaciones léxicas entre sus palabras, donde haya exposiciones de poesía, drama, retórica y arte indígena, foto novelas sobre problemas de la vida diaria, historias, biografías, programas de radio, libros de información y folclor, folletos de salud y recetas, estudios de plantas medicinales, la artesanía, y los animales locales, más ensayos sobre la importancia de la cultura e idioma local, entre muchas opciones más. Estas posibilidades más el uso del idioma en la casa, en la plaza, en la iglesia y en la música también forman lugares privilegiados, sanos y salvos donde la L1 puede prosperar dando a los hablantes confianza y práctica en la L1 en un contexto muy propio.
Tanto Crystal (2002) como Fishman (1991, 2001) han sugerido que el hecho de que una L1 minoritaria sea escrita ayuda mucho en su vitalidad y hasta su revitalización. Así aunque los grupos tienen todo derecho de NO grabar su L1 ni escribirla, ni hablarla, deben reconocer el riesgo a la vitalidad de la misma por sus acciones, o mejor dicho por su falta de acción.
La alfabetización es un primer paso hacia la literacidad, pero es importante que no nos quedemos en este primer paso. Hay que desarrollar dominios donde la L1, a través de la literacidad, puede prosperar.
La literacidad tiene otra definición. Se puede ver arriba que a mi parecer, nosotros encontramos útil la idea del uso generalizado de la L1 para alcanzar la literacidad. Otro concepto sobre literacidad tiene menos que ver que el uso amplio de la lengua y la lectura y tiene más que ver con la profundidad de análisis de la lectura.
Estoy de acuerdo con Gray, citado en Alderson (2000) quien dijo que la alfabetización, o digamos la compresión literal es de leer las líneas. En otras palabras, la alfabetización tiene que ver con la descodificación del significado simple de las palabras. La lectura más profunda da a un lector una comprensión “entre las líneas”. ¿Qué significa el autor, no solamente por lo que dice, sino por lo que no dice; mientras la lectura “atrás de las líneas” que es más profunda aún, reconoce la ideología y el punto de vista más allá de la página.
La alfabetización es la simple descodificación del alfabeto en la página. La literacidad abre un diálogo entre el autor y su lector. La alfabetización abre puertas; la literacidad nos posibilita pasar por la puerta abierta y ver con los ojos abiertos qué hay por allí.
Referencias:
Fishman, Joshua (ed.). Can threatened languages be saved? Clevedon: .Multilingual Matters.
Fishman, Joshsua. 1991. Reversing language shift. Clevedon: Multilingual Matters.
Hagége C. (2002) No a la muerte de las lenguas: Madrid: Cátedra.
CLAVE-Colombia 15 de noviembre de 2011
Escrito por: Wesley Collins
Escrito por: Wesley Collins
La alfabetizacion es el inicio, la literacidad es el camino. Buen articulo Wes.
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